viernes, 31 de agosto de 2007

proyecto uno

Habitación número 4

Soledad, soledad es lo único que tengo esta noche y me gusta, la disfruto en demasía quizá, al parecer es esta libertad o algo muy parecido a este estado el que me hace feliz. y no me disgusta saber que no tengo a alguien, a ese alguien que siempre nos perturba, pero reconozco que me gustaría tenerlo, o por lo menos saber que es mío, como una posesión vanal, una mas de la lista del consumismo tétrico que practico yo y todos por estos días. Dudo que este cerca de encontrar alguien especial y bueno o buena, así es que he decidido de forma involuntaria hacer y ser lo que vaya siendo en el momento indicado y no indicado, y es preciso e impreciso para mi en este instante dejarme ser quien pueda ser, sin exigencias entupidas y sin valores ajenos.
No reclamare sobre mis derechos, porque se que siempre hay mas de alguno que es constantemente violado y de paso es fragmentada mi decencia, mi dignidad de mujer, mi existencia humana. Es aquí, es ahora, es cuando sentiré la presencia irresoluta de mi vida, torpe estadía o cuantiosa osadía, quiera como se le llame, a esta altura, ya esta dando lo mismo.
Por ahora malgasto mis manos escribiendo lenta y sinceramente esto que escribo, entre los libros de política, de economía, y de estadísticas que se aproxima, voy diluyendo los días, para que no duela tanto el vacío que todo ser humano se empeña en ocultar jugando a idolatrar a alguno; jugando a amar otro; y por otra parte, están los suicidas, tenues almas de almíbar, endurecidos y frágiles al mismo tiempo.
Y así es y no de otro modo, como persigo los pasos que he soñado en dar, espero que todo vaya bien, y si no me resulta, creo que se perder.
Ya poco me importa y si aun así resulta ser demasiado, creo que no me afectara mas que para llorar durante un par de días, o entrar en esas depresiones apasionadas, repletas de masoquismo, al mas puro estilo marques de sades, y así andar como bestia, feliz de sentir tanto dolor, y no se la razón y tampoco quiero buscarla, porque parece que así aprendí a vivir. Porque una flor y un te quiero jamás fueron mis amigos, las miradas dulces siempre huyeron de mi lado. Soy un espantapájaros en medio de tantas roza, roza y espinas, digo.
La habitación sigue vacía, la cuarta habitación de este hogar pétreo, que a veces sale a andar, aun sigue del mismo modo en que una vez me encontró, aburrido, desolado, pero tranquilo, con esa paz que solo te dan los claustros o los cementerios. el encierro no es suficiente, no me protege de mi misma, y lo único que quiero seguir haciendo en este instante es escribir, como loca, como enferma seguir plasmando con estas letras bifidas y cansadas lo que quiero decir, pero me faltan palabras, me falta mas que palabras, me faltan días, tardes completas de imaginación, no es mi fuerte, yo solo escribo, no imagino. y no imagino porque el mundo me quito esa posibilidad tan bella y mágica de sentir

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